
La autoestima no es algo fijo. Descubre cómo la Terapia Cognitivo-Conductual(TCC) te ayuda a mejorar la relación contigo misma/o, identificar pensamientosnegativos y construir una autoestima más sana y estable.

Psicóloga y Psicoterapeuta Cognitivo Conductual y Contextual. Fundadora de tupsicoenlinea.com
La autoestima es la forma en que nos valoramos, el aprecio y respeto que sentimos hacia nosotras/os mismas/os. No se trata solo de “sentirse bien” o “pensar en positivo”, sino de reconocer nuestras cualidades, aceptar nuestras limitaciones y tratarnos con amabilidad incluso cuando cometemos errores.
Desde la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), la autoestima se entiende como el resultado de los pensamientos, emociones y conductas que mantenemos hacia nosotros mismos. En otras palabras, la manera en que piensas sobre ti influye en cómo te sientes y cómo te comportas. Por eso, si constantemente te repites mensajes de autocrítica o desvalorización, es normal que te sientas insegura/o o poco capaz.
Muchos de los pensamientos negativos sobre uno mismo se construyen a lo largo del tiempo, a partir de experiencias pasadas, mensajes familiares, críticas o comparaciones. Poco a poco, esas ideas se van repitiendo hasta convertirse en creencias automáticas: “no soy suficiente”, “si no hago todo perfecto, fracaso”, “los demás valen más que yo”.
Estas creencias funcionan como un filtro que distorsiona la realidad. Por ejemplo, puedes tener un logro importante y aún así enfocarte solo en el error más pequeño. La TCC ayuda precisamente a identificar y cuestionar esas distorsiones cognitivas, enseñándote a mirar la realidad de una manera más justa y compasiva.
La TCC propone que los pensamientos influyen directamente en nuestras emociones y comportamientos. Si piensas “no soy capaz”, es más probable que evites desafíos o te sientas desmotivada/o. En cambio, si aprendes a generar pensamientos más equilibrados, como “puedo equivocarme y aún así tener valor”, tus emociones se vuelven más estables y tus acciones más alineadas con tus metas.
Este cambio cognitivo no busca negar la realidad ni “forzarte” a pensar en positivo, sino reemplazar la autocrítica por una mirada más realista y amable. La autoestima se fortalece cuando aprendes a aceptarte con tus luces y tus sombras.
Uno de los primeros pasos es identificar el diálogo interno. Prestar atención a la manera en que te hablas te permite reconocer patrones de autocrítica o exigencia. Pregúntate si le dirías esas mismas palabras a alguien que quieres. Si la respuesta es no, probablemente estás siendo demasiado dura/o contigo misma/o.
La reestructuración cognitiva es otra herramienta clave. Consiste en detectar pensamientos automáticos negativos y analizarlos: ¿es verdad lo que me estoy diciendo?, ¿hay pruebas que lo confirmen?, ¿qué otra forma más equilibrada hay de ver esta situación? Este ejercicio ayuda a generar pensamientos más justos y realistas.
La TCC también enfatiza la acción. Hacer cosas que te resulten significativas, aunque sean pequeñas, fortalece el sentido de valía personal. Cumplir metas alcanzables, cuidar tu cuerpo, retomar actividades que disfrutas y practicar la gratitud son formas concretas de alimentar la autoestima día a día.
La autoestima sana no se basa en “ser perfecta/o” ni en gustar a todos, sino en aceptarte tal como eres, con tus fortalezas y tus vulnerabilidades. La autocompasión es parte esencial de este proceso: tratarte con comprensión cuando te equivocas o pasas por momentos difíciles, en lugar de juzgarte o exigirte más.
Desde la TCC, se entiende que la autoaceptación no significa conformarse, sino reconocerse como una persona valiosa mientras se sigue aprendiendo y creciendo. Este equilibrio entre aceptación y cambio es lo que permite construir una autoestima sólida y estable a lo largo del tiempo.
Es normal que la autoestima fluctúe según las circunstancias. Sin embargo, cuando la autocrítica o la inseguridad se vuelven constantes, pueden generar ansiedad, tristeza o dificultades en las relaciones. En estos casos, trabajar con una psicóloga cognitivo-conductual puede ayudarte a identificar los patrones que mantienen esa baja autoestima y reemplazarlos por estrategias más saludables.
El proceso no es inmediato, pero cada paso hacia una mirada más amable y equilibrada es un avance real hacia una autoestima más sólida.
Fortalecer la autoestima no significa evitar el dolor o negar los defectos, sino aprender a mirarte con respeto, paciencia y cariño. La Terapia Cognitivo-Conductual ofrece herramientas concretas para cambiar los pensamientos que te limitan, manejar las emociones difíciles y retomar el contacto con lo que te da sentido y bienestar.
No se trata de ser perfecta/o, sino de reconocerte como alguien imperfecto y valioso, capaz de aprender, de equivocarte y de seguir adelante.
1. ¿Qué es la autoestima desde la TCC?
Es la valoración que tenemos de nosotros mismos, influenciada por nuestros pensamientos, emociones y conductas. La TCC enseña a modificar pensamientos negativos para fortalecer una autoestima más equilibrada.
2. ¿Cómo se puede mejorar la autoestima?
Cuestionando pensamientos autocríticos, practicando la autoaceptación y realizando acciones que refuercen el sentido de valor personal.
3. ¿Por qué es importante la autocompasión?
Porque permite tratarnos con amabilidad y comprensión en lugar de juicio, lo que facilita el crecimiento personal y el bienestar emocional.
4. ¿La baja autoestima se puede trabajar en terapia?
Sí. La Terapia Cognitivo-Conductual ofrece herramientas prácticas y efectivas para identificar pensamientos negativos y reemplazarlos por una visión más sana y realista de uno mismo.
Si sientes que tu autoestima necesita un impulso o que te cuesta valorarte, no tienes que enfrentarlo solo. Te invito a iniciar tu proceso terapéutico conmigo. Juntos podemos trabajar para que reconozcas tu valor, tus fortalezas y capacidades, y aprendas a relacionarte contigo mismo desde la aceptación y la compasión.