Comprendiendo la Ansiedad: Lo que la genera y mantiene

Aprende cómo gestionar la ansiedad de manera práctica y saludable. Descubre técnicas, hábitos y apoyos profesionales para recuperar la calma y vivir con equilibrio.

Carla Mendoza Molinari

Psicóloga y Psicoterapeuta Cognitivo Conductual y Contextual. Fundadora de tupsicoenlinea.com

Qué es la ansiedad y cómo nos afecta

La ansiedad es una emoción natural que todos experimentamos en algún momento de nuestra vida. Es esa sensación de inquietud, preocupación o tensión que surge ante situaciones percibidas como amenazantes o desafiantes. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve intensa, frecuente o difícil de manejar, puede interferir significativamente con nuestro bienestar diario. Desde la psicología, y especialmente desde el enfoque cognitivo-conductual (TCC), es posible entenderla y aprender estrategias eficaces para gestionarla.

La ansiedad no es un enemigo; es una respuesta adaptativa del organismo que nos prepara para enfrentar retos. Nos alerta de posibles peligros y nos activa para actuar. Sin embargo, cuando se mantiene de forma prolongada o se activa ante situaciones que no representan un peligro real, puede generar malestar emocional y físico. Palpitaciones, tensión muscular, pensamientos repetitivos y dificultades para concentrarse son solo algunas de las manifestaciones más comunes.

Desde la perspectiva cognitivo-conductual, la ansiedad se entiende como el resultado de un ciclo que involucra pensamientos, emociones y comportamientos. No solo sentimos ansiedad, sino que también interpretamos la realidad de cierta manera y actuamos en consecuencia, lo que puede reforzar el malestar.

Pensamientos automáticos negativos: el combustible de la ansiedad

Uno de los conceptos centrales de la TCC son los pensamientos automáticos negativos. Son ideas que surgen de manera espontánea, rápida y casi involuntaria ante una situación determinada. Por ejemplo, ante un examen o una reunión importante, puede aparecer un pensamiento como “voy a fracasar” o “no soy capaz de hacerlo”. Estos pensamientos no siempre reflejan la realidad, pero sí influyen directamente en nuestras emociones y comportamientos.

Estos pensamientos automáticos funcionan como un ciclo: generamos una interpretación negativa de la situación, sentimos ansiedad y, como consecuencia, nuestro cuerpo y mente se activan, reforzando la percepción de peligro. Identificar estos pensamientos es el primer paso para interrumpir el ciclo de ansiedad.

No te creas todo lo que piensas

Un punto fundamental que trabajamos en TCC es no tomar tus pensamientos como hechos absolutos. Solo porque tu mente diga algo, no significa que sea verdad. Los pensamientos automáticos suelen ser exageraciones, predicciones negativas o interpretaciones parciales de la realidad.

Puedes practicar observando tus pensamientos y preguntándote:

¿Es realmente así?

¿Qué evidencia tengo de que esto es cierto?

¿Hay otra manera de ver la situación?

Este sencillo ejercicio ayuda a tomar distancia de la ansiedad y a reducir la intensidad emocional. Recordar que los pensamientos son eventos mentales, no órdenes que debes cumplir es liberador y muy efectivo para empezar a gestionar la ansiedad de manera saludable.

La evitación: cómo la ansiedad se mantiene

La evitación es otra pieza clave en el mantenimiento de la ansiedad. Evitamos situaciones, personas o actividades que nos generan miedo o incomodidad con el objetivo de sentir alivio momentáneo. Por ejemplo, alguien con ansiedad social puede evitar reuniones o hablar en público. Aunque a corto plazo la evitación reduce la ansiedad, a largo plazo refuerza la idea de que la situación es peligrosa y limita nuestra vida, aumentando la dependencia del miedo.

Desde la TCC, se trabaja para reemplazar la evitación por la exposición gradual. Esto implica acercarse poco a poco a las situaciones temidas, enfrentándolas de manera controlada y segura. Con el tiempo, el cerebro aprende que la amenaza no es tan intensa como imaginábamos, y la ansiedad disminuye.

Cómo la TCC aborda la ansiedad

La Terapia Cognitivo-Conductual se centra en identificar y modificar patrones de pensamiento y comportamiento que mantienen la ansiedad. Su objetivo principal es romper el ciclo pensamiento-emoción-comportamiento que perpetúa el malestar.

Entre las técnicas más utilizadas se encuentran:

- Reestructuración cognitiva: Consiste en identificar los pensamientos automáticos negativos, cuestionar su veracidad y reemplazarlos por interpretaciones más realistas.

- Exposición gradual: Afrontar progresivamente situaciones que generan ansiedad, empezando por las menos amenazantes.

- Entrenamiento en relajación: Técnicas de respiración, relajación muscular progresiva y mindfulness para regular la activación fisiológica.

- Planificación y autocuidado: Mantener rutinas saludables, ejercicio regular, sueño adecuado y alimentación equilibrada ayuda a estabilizar la ansiedad.

Estrategias prácticas para manejar la ansiedad

Además de la terapia profesional, existen estrategias basadas en la TCC que pueden incorporarse en la vida diaria:

- Observar los pensamientos sin juzgar: Reconocer los pensamientos automáticos negativos como eso: pensamientos, no hechos.

- Cuestionar y replantear: Preguntarte si hay evidencia que respalde tu pensamiento ansioso y considerar alternativas más realistas.

- Enfrentar la evitación: Identificar situaciones que evitas por ansiedad y planificar pequeños pasos para acercarte a ellas.

- Respiración y relajación: Practicar respiraciones profundas y conscientes varias veces al día para disminuir la activación fisiológica.

- Registro de ansiedad: Anotar situaciones que generan ansiedad, tus pensamientos automáticos y cómo respondiste, ayuda a tomar conciencia y planificar cambios.

El acompañamiento profesional marca la diferencia

Aunque las estrategias de autocuidado son valiosas, no reemplazan la terapia psicológica. La guía de un psicólogo especializado en TCC asegura un enfoque estructurado, seguro y adaptado a cada persona. La ansiedad puede ser compleja y multifacética, por lo que un acompañamiento profesional permite abordar no solo los síntomas, sino también los patrones subyacentes que los sostienen.

La ansiedad, cuando se trabaja con las herramientas adecuadas, no solo se puede manejar, sino que también puede convertirse en una oportunidad para fortalecer la resiliencia, el autoconocimiento y la confianza personal.

Preguntas frecuentes sobre la ansiedad y la Terapia Cognitivo-Conductual (FAQ)

1. ¿Qué diferencia hay entre ansiedad normal y ansiedad patológica?

La ansiedad normal es una respuesta adaptativa ante situaciones estresantes. Se vuelve patológica cuando aparece con frecuencia, es intensa o interfiere con tu vida diaria (por ejemplo, en el trabajo, el descanso o las relaciones personales).

2. ¿La TCC realmente funciona para tratar la ansiedad?

Sí. Numerosos estudios científicos demuestran que la Terapia Cognitivo-Conductual es uno de los tratamientos más eficaces para la ansiedad. Se enfoca en modificar pensamientos y conductas que mantienen el malestar, promoviendo herramientas prácticas y duraderas.

3. ¿Cuánto tiempo dura la terapia cognitivo-conductual para la ansiedad?

Depende del caso y de los objetivos personales, pero generalmente los procesos de TCC para ansiedad tienen una duración media de entre 20 y 30 sesiones. La frecuencia puede ser semanal o quincenal, según la evolución.

4. ¿Puedo aprender a controlar la ansiedad sin medicación?

En muchos casos, sí. La TCC ofrece recursos eficaces para manejar la ansiedad sin necesidad de medicación, aunque en algunos casos puede ser útil combinar ambos abordajes bajo supervisión médica y psicológica.

5. ¿Qué puedo hacer cuando siento que la ansiedad me supera?

Cuando la ansiedad se vuelve demasiado intensa y sientes que ya no puedes gestionarla por tu cuenta, es importante buscar apoyo profesional. La terapia es un espacio seguro donde podrás comprender lo que te ocurre, aprender herramientas prácticas y recuperar el equilibrio emocional.

Puedes contactarme para una primera sesión o para resolver tus dudas, y así empezar a dar el primer paso hacia tu bienestar. Buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino una muestra de fortaleza y cuidado hacia ti mismo/a.